¿Por qué es tan importante la humildad del líder para la agilidad del equipo?
Este post está inspirado en el último anuncio de Coca Cola, “Todo es mejor cuando somos abiertos”, que pone el dedo en una de las llagas de nuestra cultura de relación actual. Basta escuchar las conversaciones en un bar, en una tertulia de televisión o radio, de nuestros políticos, etc. para darse cuenta de que tod@s queremos tener la razón y, querid@ lector/a, “El que cree tener la razón entre todas las cosas, la razón de las cosas desconoce” Blaise Pascal.
No hay nada que impacte más negativamente en la agilidad de un equipo que la incapacidad de un líder para mostrar humildad y vulnerabilidad, esto es, que no se permita decir “no sé” (no podemos saberlo todo), y que esto le impida pedir ayuda y colaboración a su equipo.
Este orgullo malentendido del líder, por miedo a parecer que muestra debilidad o por pura soberbia, desencadena en el propio sistema ágil una dinámica que impide que las personas del equipo muestren sus vulnerabilidades por ausencia de confianza, que impide que encaren honestamente los conflictos, terminando por soslayar sus responsabilidades y por centrarse únicamente en los intereses propios e individuales. La ausencia de humildad fulmina la agilidad.
Tod@s nosotr@s deberíamos tomar consciencia de la relevancia de la célebre frase de Sócrates “Solo sé que no sé nada”. En esta era Digital todos somos becarios digitales (ver post “Súper Líder Triple A”) y nos queda un universo por aprender. Además, aunque sea por pura estadística, no podemos tener la razón siempre y es necesario, por tanto, estar abiertos a las ideas, propuestas, soluciones, etc. que nos ofrezca nuestro equipo.
¿Qué nos impide ser humildes y abiertos a los demás?
Seguro que a ti se te ocurren más causas. Para mí las más importantes y habituales son:
- “Creernos el centro del Universo”: Nicolás Copérnico ya nos descubrió que la Tierra gira alrededor del Sol y, si miramos la Tierra desde el Sol, ésta solo es un puntito más en el Universo. Y tod@s nosotr@s estamos dentro de ese puntito, girando y girando.
- “Mis juicios y creencias son hechos veraces”: Me temo que “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con el que se mira” Ramón de Campoamor. Por mucho que me empeñe, un hecho es un hecho y un juicio es un juicio. Los hechos son realidad y los juicios interpretan dicha realidad. Dicho de otra manera, los juicios son tanto más veraces, cuantos más hechos y evidencias lo fundamenten. Si quiero imponer mi juicio sin fundamento alguno, me convierto en “constructor de castillos en el aire”.
- “Conmigo o contra mí”: la actitud “Si no piensas como yo, entonces estás contra mí” es muy española. Nos llevamos cualquier discrepancia en las conversaciones al terreno del cuestionamiento personal, nos cerramos en nuestro caparazón y nos ponemos a la defensiva. Sentimos como enemigos al que discrepa de nuestros juicios y ya la tenemos montada.
- “Opina rápido y opina bien”: Vivimos en una cultura que ha premiado siempre contestar rápido a todo y mostrar total seguridad en cada respuesta. Honestamente, creo que ni tenemos todas respuestas, ni la seguridad de que sean buenas las que tenemos.
En definitiva, con todos estos mimbres comentados, es muy difícil ser abierto a los intereses, motivaciones, opiniones de los demás, y así nos va, cada uno en su Reino de Taifa hablando desde su presunto castillo fortaleza. Esto es una lacra para la agilidad de los equipos actuales.
¿Cómo ser abierto?
Utilizando una actitud “Yudoka” más que “Karateka”. El “Yudoka” aprovecha la energía de su adversario y el “Karateka” golpea. Para aprovechar la energía, el “Yudoka” usa estas claves:
- Respeta siempre y por convicción personal la opinión de los demás, aunque no la comparta. Para ello, utiliza de manera natural el acuse de recibo con su interlocutor.
- A continuación, suma a la opinión de su interlocutor su punto de vista y los argumentos que lo sostienen.
- Y realiza una contra pregunta, para seguir explorando el punto vista de su interlocutor y seguir sumando con el propósito de encontrar una solución colaborativa.
La actitud “Yudoka” nos mantiene abiertos a las opiniones de los demás y nos permite sentirnos mejor, en general, al tener un enfoque de suma y no de resta en las conversaciones con el equipo. Esta apertura facilita la agilidad del sistema, aportándole confianza relacional.
En conclusión, un líder ágil es humilde por definición y muestra sin vergüenza sus vulnerabilidades, pidiendo ayuda y colaboración al equipo. Esta actitud le hace más fuerte y creíble, y ayuda al equipo con su ejemplo a ser humilde también. Solo desde la humildad podemos mostrarnos abiertos a los demás para sumar soluciones con una actitud “Yudoka”.
Por último, te sugiero las siguientes preguntas de reflexión:
- ¿Cuánta humildad demuestras al equipo cotidianamente?
- ¿Qué te impide ser “Yudoka”?
- ¿Qué vas a hacer para cambiarlo?

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