“No me preocupa la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena”, Martin Luther King
El 24 de febrero de 2022 marcará un antes y un después en el devenir de la historia Mundial. Si no actuamos ahora conforme a nuestras más profundas convicciones, el precio a pagar será mucho más alto finalmente. Y la historia se repetirá.
1.- “El aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, proverbio chino.
¿Y qué ocurre cuando es el zarpazo del oso ruso, con la connivencia del panda chino? Solo con el tiempo lo sabremos. Eso sí, produce vértigo y temor tan solo imaginarlo.
El tsunami de la invasión rusa de Ucrania (condenada por la Asamblea General de la ONU por 141 votos a favor sobre 193) está teniendo execrables consecuencias para nuestros vecinos ucranianos en pérdida de vidas humanas, triste y lamentablemente, y cuantiosas pérdidas materiales y económicas para todos, también para España.
Además, las personas de bien, la gente civilizada del siglo XXI, estamos sufriendo la profunda y lacerante decepción de asistir a la repetición de errores ya vividos en los momentos más oscuros de nuestra Historia reciente:
- El uso de la razón de la fuerza con desprecio a toda fuerza de la razón.
- La manipulación más cínica de la gente, al que se le aplican los mismos once principios de la propaganda de Goebbels., para su infame desinformación y vil adoctrinamiento.

Ahora bien, un error imperdonable sería que los líderes de las Democracias del Mundo cometieran la misma torpeza que Neville Chamberlain y el presidente de Francia en el Pacto de Munich de 1938. En dicho acuerdo, entregaron Checoslovaquia a Adolf Hitler con la promesa de que ya no amenazaría más países. Y se lo creyeron. Para más inri, Neville Chamberlain pronunció esta frase indigna, que pasó a la posteridad: “Qué se nos ha perdido a nosotros en una disputa por una tierra lejana entre gente de la que no sabemos nada”.
¿Qué podemos perder todos nosotros con esta guerra? Los sistemas complejos como la geopolítica mundial son muy difíciles de predecir con seguridad. Por eso se habla de probabilidades:
- ¿Qué probabilidades reales hay de que el oso ruso renuncie a sus zarpazos por voluntad propia sin pretender más anexiones territoriales a la fuerza?
- ¿Qué probabilidades hay de que el oso ruso y el panda chino abandonen su idea de imponer un nuevo orden mundial, que suponga la superación de la Democracia Liberal Occidental a cambio de regímenes autoritarios asiáticos?
- ¿Qué probabilidades hay de que Occidente se divida y ceda ante el chantaje de una inflación desbocada al alza?, ¿Qué consecuencias tendría dicha división?
2.- ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros en esta encrucijada histórica?
Claro que hay que esperar de nuestros gobiernos máxima unión, determinación e inteligencia suprema para gestionar este conflicto. Creo que se están tomando decisiones correctas apoyando diplomática, militar, económica y humanamente al pueblo de Ucrania.
Ahora bien, en esta lucha será crucial que todos los ciudadanos demostremos coraje y persistencia en nuestros esfuerzos para defender la fuerza de la razón frente a la razón de la fuerza. Hay demasiado en juego.
¿Y qué podemos hacer cada uno de nosotros? Luchar, como diría Winston Churchill en su conocido discurso “Lucharemos en las playas”. Y como personas civilizadas del siglo XXI creo que es nuestro deber y compromiso luchar sin fatiga en:
- Los “ríos del relato”: no podemos sucumbir al relato ruso; no aceptamos las mentiras y manipulaciones de la propaganda rusa. ¿Van a liberar a los ucranianos de la opresión nazi? Todos y cada uno de nosotros somos embajadores del relato europeo, de la búsqueda de soluciones mediante el acuerdo, en paz y en libertad.
- Las “montañas de la economía”: no aceptamos migajas de comodidad a cambio de lo que somos, a costa de valores como la libertad, legalidad, igualdad, etc. Debemos hacer todo aquello que sea necesario para ser independientes energéticamente y desde ya.
- Las “playas de la ayuda humanitaria”: hay tantas formas de ayudar que no hay excusa posible. Europa ha de seguir siendo generosa en la acogida de ucranianos.
- Los “acantilados del ámbito militar”, con máxima inteligencia y prudencia. ¡Ojalá no sea necesario escalar este conflicto! Y no podemos achantarnos ante la amenaza de los “matones”; hay que mostrar máxima determinación ya que, a veces, es el único lenguaje que entiende la oligarquía tirana.
Es evidente que las Democracias Occidentales no están libres de toda culpa para poder arrojar la primera piedra sin rubor, pero el oso ruso ha cruzado una línea roja en pleno siglo XXI que ninguna persona de bien y civilizada de nuestra época puede aceptar.
Hay momentos cruciales en la vida que nos dan la oportunidad de demostrarnos y demostrar de qué pasta estamos hechos. No aceptamos la imposición de la fuerza porque creemos en la fuerza de la razón. Y estoy convencido de que, si superamos nuestros miedos y mantenemos la calma, nos mantenemos unidos y luchamos en todos los frentes contra el zarpazo de la sinrazón, saldremos victoriosos y reforzados de esta terrible situación.

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Muchas gracias de corazón y, recuerda, no basta con la reflexión, para avanzar es necesario pasar a la acción.
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