Recarga pilas, nadie lo hará por ti.

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“Tener que hacer algo” y “querer hacer algo”: no es lo mismo, es distinto.

Hace un año, en la celebración de cumpleaños de una buena amiga, Nacho, entrenador de Baloncesto Torrelodones, me hacía la siguiente pregunta: “Paco, tú que pareces un tipo listo, ¿qué haces como entrenador ayudante, durante los últimos tres años, acompañando a entrenadores y jugadores jóvenes de este club por amor al arte?”.

Me encantó la pregunta a bocajarro de Nacho, llena de espontaneidad, y me encanto la expresión de su cara cuando le contesté: “Lo hago porque me recarga las pilas, me nutre el alma, me da fuerza y energía para encarar el día a día”.

¿Se puede pagar esto con la Mastercard?, ¿Qué precio tiene este salario emocional que me llevo yo de Baloncesto Torrelodones? La respuesta es evidente.

Claro que las personas responsables tenemos muchas obligaciones de las que hacernos cargo, con empeño y dedicación. Yo el primero. Ahora bien, llenar nuestra agenda solo con obligaciones, con tareas que “tenemos que hacer”, sin dar espacio al oxígeno que nos proporciona las tareas que “sí queremos hacer”, es la crónica de “me quedaré sin carga en las pilas anunciada”, ¿no te parece?

Esta extraña época que nos ha tocado vivir (restricciones por la pandemia, exigencias de adaptación a un mercado cada vez más digital, etc.) nos está obligando a hacer muchas cosas que no son precisamente de nuestro agrado y sí necesarias, y, me temo, que los espacios para el “querer hacer” se están viendo reducidos a la mínima expresión. Y no solo por el contexto, sino también porque, a veces, estamos instalados mentalmente en el “tener que hacer” y la obligación.

Solo para la toma de consciencia de tu situación actual al respecto, te pido que mires tu agenda de esta semana y clasifiques todas las tareas y actividades que tienes previstas realizar en dos grupos: “tener que hacer”, “querer hacer”:

  • ¿Sientes equilibrio al ver el resultado de dicha clasificación?
  • ¿Se decanta la balanza hacia la obligación?
  • ¿Cómo sientes las pilas de tu batería?
  • ¿Qué estas dejando de hacer que te impide recargar tu energía interior?
  • ¿Cómo afecta esto a tu día a día en casa y en el trabajo?
  • Y si eres responsable de un equipo en el trabajo, ¿cómo afecta lo anterior en tu liderazgo?

¿Qué preguntas puedo hacerme para descubrir actividades que recarguen mis pilas?

Como ejemplo ilustrativo, quiero compartir con vosotros qué preguntas me hice yo para empezar mi colaboración como entrenador ayudante “por amor al arte”:

  • ¿Qué es lo que me apasiona de verdad hacer?, ¿qué actividades a lo largo de mi vida y por mi experiencia vital me han hecho sentir bien y recargado mis pilas? En mi caso y tras bucear detenidamente en los recuerdos de mis experiencias personales, llegué a la conclusión de que el deporte, en general, y el baloncesto, en particular, era uno de esos motores. También sentí claramente que compartir mi vida con personas jóvenes de espíritu y acompañarlas para que se desarrollen, desde su autenticidad, siempre ha recargado mi energía interior.
  • ¿Cuáles son mis talentos naturales y cómo los puedo compartir, que es vivir como dice el refrán? Dice mi buen amigo José Luis que solo tengo un talento y lo exploto bien. Creo que conversar con las personas es uno de mis talentos personales y que he desarrollado con esfuerzo en el tiempo. Y como lo de jugar al baloncesto ya dejó de ser unos de mis talentos, si alguna vez lo fue, ¡qué mejor que unir basket con acompañamiento, siendo entrenador ayudante para el desarrollo cualitativo de entrenadores y jugadores! Click, uní puntos, como diría Steve Jobs, y ¡voila!
  • ¿Qué hacer para que las actividades que nutren mi alma estén presenten en mi agenda cotidiana? Está claro que hay que empezar a ocupar la agenda con este tipo de actividades, dejando de lado algunas que nos autoimponemos y no revisamos con el tiempo. Si no lo hago yo, nadie lo hará por mí.

Concluyendo, desconectar de las actividades y personas que cargan nuestras pilas internas es un virus mucho más mortal que los que nos acechan en el mundo exterior. Además, instalarnos en un día a día dominado por las obligaciones y el “tener que”, hace que el tiempo pase mucho más despacio y de manera más dolorosa. Como diría Einstein, “nada es más largo que un segundo con el dedo pillado en la puerta de casa, ni nada es más corto que una noche de fiesta en buena compañía”. ¿Cuán largas sientes que son tus semanas?

Por último, ¿qué liderazgo puede implementar una persona con las baterías descargadas o incluso achicharradas?

Por tanto, tres preguntas finales para tu reflexión y acción:

  1. ¿Qué es lo que te apasiona de verdad hacer?
  2. ¿Cuáles son tus talentos naturales y cómo los puedes compartir, para vivir?
  3. ¿Qué vas a hacer para que las actividades que nutren tu alma estén presentes en tu agenda cotidiana?

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Muchas gracias de corazón y, recuerda, no basta con la reflexión, para avanzar es necesario pasar a la acción.

Un comentario sobre “Recarga pilas, nadie lo hará por ti.

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  1. Una vida sin examen (o preguntas) no merece la pena ser vivida, dijo Sócrates. Pero es peor hacerse esas preguntas y descubrirte cayendo en el nihilismo absoluto.
    Están siendo unos meses taaaan aburridos…que sinceramente, Paco. Nos lo pones muy difícil!.
    Un abrazo.
    P. D. Trataré de responder al test, siiii. 😜

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