¿El nuevo pecado capital español Nº1?

Confieso que no tenía previsto escribir otro post hasta después de verano, pero me he  sentido en la obligación de aportar mi granito de reflexión sobre este tema. Espero que te ayude, a ti o a tu círculo personal más cercano.

¿Cuál es nuestro nuevo pecado capital Nº1?

Los sociólogos dicen que el primer pecado capital de los españoles es la envidia. Me temo que la irresponsabilidad temeraria, aunque informada, le ha arrebatado el primer puesto en el ranking.

Ya hay más de 100 focos de rebrote de Covid 19 en España y algunas de las causas son de una irresponsabilidad supina; celebraciones de fiestas populares o de ascensos de equipos de fútbol sin distanciamiento social o protección alguna, entre otros increíbles ejemplos.

Y si analizamos datos como este mapa del Ministerio de Sanidad, de la razón entre las dos tasas de incidencia acumulada por provincia y por semana epidemiológica (resultado de dividir la incidencia acumulada de la semana 27 entre la de la semana 26; por tanto, los valores menores de 1 representan una disminución y los mayores a 1 representan un aumento de la incidencia acumulada de una semana a otra) vemos demasiados colores anaranjados y rojizos. La tendencia es alarmante, por desgracia.

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¿Crees que este tsunami económico no te va a afectar?

Imagino que aquellas personas que no guardan la distancia social y olvidan protegernos con el uso de la mascarilla…, deben pensar que son inmunes al virus y al tsunami económico que se nos viene encima. ¡Qué ignorancia irresponsable más optimista, a pesar de toda la información que tenemos!

Estas son las previsiones del Banco de España y las consecuencias de un escenario de riesgo en el que tengamos episodios intensos de nuevas infecciones, que requieran de confinamientos estrictos adicionales (ver artículo de “El mundo”):

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  1. Una caída del PIB de hasta el 15%.
  2. Una Deuda de las Administraciones Públicas que puede alcanzar entre el 120 y 135% del PIB.
  3. Un desempleo que podría alcanzar un alarmante 24%.

Por desgracia no somos inmunes, ni al virus, ni al tsunami económico que ya estamos viviendo. Por tanto, deberíamos hacernos estas preguntas:

  1. ¿Cuántas personas mayores, o no tanto, de mis círculos más cercanos pueden ver amenazada su salud por mi conducta irresponsable?
  2. ¿Trabajan mis amigos, familiares o yo mismo, en sectores especialmente afectados económicamente por la pandemia, como el turismo, la restauración, pymes, etc.?
  3. ¿Soy consciente de que mis personas cercanas, que trabajan en estos sectores, pueden quedarse sin empleo y en una situación económica muy precaria?
  4. Aunque no me esté afectando ahora mismo este tsunami ¿Soy consciente de que me puede pasar lo mismo en una oleada posterior, con un tejido económico y social más debilitado?
  5. ¿Podrá y deberá el Estado Español, y la Unión Europea, seguir ayudando a minimizar estos impactos económicos negativos, si no somos corresponsables de la situación?
  6. ¿Tiene España capacidad de recaudación fiscal y/o de endeudamiento para recabar los 140 mil millones a los que aspira para su reconstrucción? A mi juicio no la tiene.
  7. ¿Transferirías o prestarías tu dinero, sin condiciones muy exigentes, a un irresponsable supino, e informado, que no cumple las medidas básicas de protección ante la pandemia, para que se reconstruyera económicamente? Yo no lo haría, sin duda alguna.
  8. ¿Qué prefiero hacer ya, descargar mi frustración contra los “Halcones del norte” (Holanda, Austria, etc.) por ayudarnos con condiciones muy exigentes en nuestra reconstrucción y diciendo “Soy un incomprendido”, como Calimero (foto de portada), o esforzarme corresponsablemente en el día a día para salir tod@s junt@s de esta crisis tan profunda, de la mejor manera posible?

Estamos en un momento de la verdad social y económica de España. Solo nuestra corresponsabilidad 100% nos sacará de esta profunda crisis sin pagar peajes innecesarios. No caigamos en el pecado capital de la irresponsabilidad y arrimemos el hombro. Por lo que más quieras, cumple las medidas de distanciamiento social y de protección propia y ajena.

La corresponsabilidad se demuestra cuando es una elección personal, no cuando viene impuesta por el confinamiento. Es hora de demostrarnos que somos corresponsables.

Y los que no lo sean, por el bien de todos ya que nos jugamos demasiado, que paguen las consecuencias, no solo con multas, sino con confinamientos personales progresivamente más duraderos en función de su reincidencia.

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Muchas gracias de corazón y, recuerda, no basta con la reflexión, para avanzar es necesario pasar a la acción.

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