“Del 19 de marzo al 2 de mayo”, de 1808.
D. Benito Pérez Galdós nos relata en este libro de sus Episodios Nacionales, como, tras el motín de Aranjuez del 19 de marzo de 1808, accedió al trono de España Fernando VII, que permitió a las tropas napoleónicas entrar en España con el pretexto de invadir Portugal. El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alzó ante la encubierta invasión de la canalla francesa y peleó con valentía en las calles de la Villa y Corte, hasta sucumbir al poderío militar de las tropas napoleónicas.
Los leones esculpidos en bronce que protegen simbólicamente la entrada principal del Palacio de las Cortes, en Madrid, tienen el nombre de dos oficiales de artillería españoles, Daoiz y Velarde, que fueron héroes del levantamiento popular de un pueblo, que no solo se revelaba ante las tropas invasoras, sino que también aspiraba a abolir un viejo régimen basado en el poder absoluto del rey, y que ansiaba un nuevo régimen, donde la soberanía residiera en el pueblo y el poder en el imperio de la ley.
Bien sabido es que Fernando VII, al terminar la Guerra de la Independencia, volvió a España y abolió nuestra Constitución de 1812, la Pepa, y restauró el Antiguo Régimen absolutista. Esta falta de empatía con el pueblo español, por llamarlo de alguna manera, del rey y sus acólitos, supuso el derramamiento de mucha sangre y esperanza de modernización de nuestro país.
Os confieso que ayer viví el día de nuestra Comunidad de Madrid con emoción, pensando en el inmenso sacrificio que ha supuesto para Madrid y España llegar al Estado Democrático, Social, Descentralizado y Avanzado de Derecho que somos hoy en día. La Década Ominosa, las Guerras Carlistas, las Guerras Cantonales, la Guerra Civil española, 40 años de Dictadura… para llegar a la Constitución de 1978 que instaura una Monarquía Parlamentaria representativa.
¡Cuánto sudor y lágrimas de un pueblo que quería llegar a un Nuevo Régimen que le permitiera modernizarse y alumbrar una nueva España!
Del 14 de marzo al 2 de mayo, de 2020.
Desde el 14 de marzo que se promulgó el Estado de Alarma en España hasta el 2 de mayo, estamos viviendo otro Episodio Nacional que marcará un antes y un después en nuestra Historia. Hemos sido invadidos por otro enemigo, el Covid-19, y todo el pueblo español (salvo algún caso excepcional visto por TV) nos hemos levantado (confinándonos) para atajar la invasión de este desalmado virus, que se lleva por delante a nuestros mayores, principalmente, que lo han dado todo por nuestro país para llegar a ser lo que es ahora.
¿Y qué claman los ciudadanos españoles ahora, otro cambio de régimen o un cambio profundo de la actitud de los líderes políticos?
Veamos tres datos relevantes:
El “91,4% de los españoles quiere que cuando se supere la pandemia se haga un esfuerzo especial para afrontar la crisis económica mediante grandes acuerdos entre los partidos políticos”, según el barómetro especial del mes de abril de 2020, publicado por el CIS (Centro de investigaciones sociológicas).
Además, ante la pregunta “En circunstancias como las actuales, ¿cree Ud. que los partidos y líderes de la oposición tienen que colaborar y apoyar al Gobierno en todo lo posible, dejando sus críticas o discrepancias para otros momentos, o que deben continuar criticando y oponiéndose al actual Gobierno en todo lo que consideren?”, el 87,8% de los españoles “Cree que ahora hay que apoyar al Gobierno y dejar las críticas para otro momento”.
Según las últimas encuestas sobre ¿Cuál sería la situación política si hubiera nuevos comicios?, el PSOE volvería a ganar las elecciones, el PP mejoraría algo sus resultados, Vox y Podemos empeorarían, y Ciudadanos mejoraría un 1%.

¿Qué quieren decir todos estos datos? Que todo seguiría igual, que la intención de voto de los españoles no ha variado sustancialmente, que la alternativa a esta situación no es desbancar al partido del gobierno. Claro que se han cometido errores, todos los gobiernos de España lo han hecho, el nacional, los autonómicos, incluso los municipales. Ya rendirán cuentas.
Parece que los ciudadanos españoles no clamamos por un nuevo régimen político como en 1808, sino por una nueva forma de hacer política en 2020, con líderes distintos si es necesario o con diferentes actitudes o capacidades. Necesitamos líderes más ágiles que quieran entender las necesidades, demandas y exigencias de sus ciudadanos, y que estén comprometidos con “hacer un esfuerzo especial para afrontar la crisis mediante grandes acuerdos entre los partidos políticos”.
Países de la Unión Europea ya lo han hecho en el pasado, por ejemplo Alemania. ¿Qué tiene que pasar en España para que sus líderes políticos lo entiendan y lo implementen? ¿Cuántos años tendremos que esperar, si podemos permitírnoslo, para que aprendan nuestros políticos esta lección?
¿Qué necesitamos de nuestros líderes públicos en 2020, independientemente de su color político?
Basándome en el bestseller “Good to Great”, de Jim Collins, que concluye empíricamente las claves de éxito de las empresas que han dado un salto de calidad en sus resultados, de buenos a excelentes, de manera sostenida en un plazo de 15 años, quiero destacar tres de dichas claves para conseguir que nuestra empresa, “España”, consiga dar también este salto de calidad:
1.- Afrontar la realidad. La realidad es la que es, no podemos obviarla.
2.- “Sentar en el autobús” a la gente adecuada y “bajar del autobús” a los no aptos para esta empresa. Estoy pensando en algunos líderes públicos…
3.-Un liderazgo humilde y ambicioso al mismo tiempo, para conseguir los propósitos colectivos de la empresa, España, situados muy por encima de los propósitos personales o de tribu.
Honestamente, algunos de nuestros líderes públicos no afrontan la realidad que estamos viviendo. Sería mejor bajarles del autobús y dejar paso a otros. Además, carecen de la más mínima noción de humildad y olvidan/soslayan el interés general del pueblo español, expresado en las urnas y en las encuestas, quizás prisionero de los intereses de su propia tribu, y me da igual el color político que representen.
El liderazgo ágil, que afronta la realidad, demuestra humildad y está ambiciosamente orientado al interés del equipo, ha llegado para quedarse. Los líderes que no quieran aceptar esta “nuevo régimen”, se quedarán fuera de la foto, más pronto que tarde.

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