Sí o no, esa es la cuestión

Podcast, por si prefieres escucharlo.

¿Cuántos “trenes” has dejado pasar en tu vida?, ¿Y cuántas líneas rojas has dejado traspasar?

Si partimos de la base de que somos el fruto de las elecciones tomadas a lo largo de la vida, podemos decir que el equilibrio personal entre decir “sí” a las oportunidades que se nos presentan, y decir “no” a aquello que traspasa nuestras líneas rojas como personas, es la clave para caminar hacia la mejor versión de nosotr@s mism@s, en el presente, y sentirnos cómod@s con lo que estamos siendo y representando. Un desequilibrio interior al respecto, impacta negativamente en todos los ámbitos de nuestra vida. ¿No te parece?

Este equilibrio es relevante, tanto para las elecciones críticas de nuestra vida, como para las elecciones más cotidianas y de menor envergadura. Mientras escribía este post, me ha llamado mi dentista para cambiar una cita por segunda vez. Podría haberle dicho que “sí” y le hubiera ayudado a gestionar su agenda más adecuadamente, pero he decidido decirle “no” y mantener la cita inicial, porque me viene mejor y no deseo renunciar a mi agenda para favorecer la suya.

¿Cuáles son las cuatro leyes de las oportunidades?

El otro día, tomando un café con mi vecino Agustín, me apuntó un artículo muy interesante del periódico ABC de 3 de junio, “Las ocasiones perdidas”. En el mismo, se habla de las cuatro leyes de las oportunidades, según Manel Reyes, que transcribo:

  1. “Las oportunidades siempre están ahí”.
  2. “Siempre llevan consigo fecha de caducidad”.
  3. “Si no las aprovechas tú, alguien lo hará”.
  4. “Ante la duda, atrévete”. 

Confieso que me encantan, por el sentido común que desprenden y la veracidad de las mismas.

A mi juicio, vivimos en una Sociedad que penaliza la asunción de riesgo con resultado de fracaso. Incluso me atrevería a decir, que también penaliza la asunción de riesgo con resultado de éxito, por el insano consejo de “Doña Envidia”. En otras Culturas, el fracaso es evidencia de experiencia y aprendizaje empresarial, y, por tanto, se percibe como un activo y no un lastre.

Ahora bien, los usos sociales no pueden servir de excusa para nuestra falta de atrevimiento. ¿Cuántas oportunidades has dejado pasar porque no las has visto o no has querido verlas?, ¿Cuántas veces te has arrepentido de ello al ver que otr@s sí lo hacían?, ¿Qué te impidió atreverte: el miedo, la pereza o lo que sea?

Creo que tenemos una asignatura pendiente con el miedo al fracaso, a no ser perfectos en todo lo que hacemos y a asumir que el error en parte del proceso de aprendizaje. ¿No te parece?

¿A qué y cómo decir “no”?

Las claves para contestar a esta pregunta son las siguientes:

  1. Tener claras nuestras líneas rojas: ¿Cuáles son los listones mínimos, de negociación y comunicación, que decido no dejar traspasar a mis interlocutores? La respuesta a esta pregunta es muy personal. Eso sí, el malestar de estómago y un sentimiento creciente de enfado, son indicios corporales y emocionales elocuentes para darnos cuenta que estamos deseando marcar una línea roja, un “stop”, que no queremos que sea traspasado.
  2. Decir un “No positivo”: Título de un libro de William Ury que nos propone una manera eficaz de comunicar mi “no”, con la siguiente cuasi fórmula: ¡SI! NO. ¿SI?
    • ¡SÍ!: Lo primero que tenemos que hacer para poder decir un “no” positivo, es manifestar claramente a qué le decimos “¡SÍ!”. Siempre que decimos “no”, es porque le estamos diciendo que ¡Sí! a otra cosa. Por ejemplo, si yo le digo que “no” al tabaco es porque le estoy diciendo “¡SÍ!” a mi salud; si yo le digo “no” a un comportamiento de un miembro del equipo es porque le digo “¡SÍ!” a otro comportamiento, esperado, deseado y adecuado.
    • NO: A partir de este momento, soy capaz de comunicar mí “No” de una forma clara y directa al grano, sin rodeos.
    • ¿SI?: Cuando decimos un “No” cerramos una puerta. Por tanto, es importante abrir otra para facilitar una alternativa de solución, siempre que sea posible. Se trata de marcar una línea roja, no de herir la sensibilidad del interlocutor y menos de entrar en un callejón sin salida.

Concluyendo, el líder ágil se empeña en mantener un equilibrio adecuado entre tomar riesgos, diciendo “sí”, y marcar líneas rojas que expresan su asertividad personal auténtica, diciendo un “no” positivo.

Además, facilita y aprecia este equilibrio entre las personas de su equipo, para nutrir una confianza relacional adecuada en el sistema.

El gran riesgo de no arriesgarse a tener un auténtico equilibrio entre el “sí” y el “no”, es provocar una reacción idéntica en el equipo, que será cualquier cosa menos ágil y auténtico.

Te invito a que te arriesgues y te propongo las siguientes reflexiones clave a realizar:

  1. ¿Qué oportunidades estás dejando escapar actualmente con tu equipo?
  2. ¿A qué líneas rojas personales quieres ser fiel a partir de ahora mismo?
  3. ¿Qué te impide empezar para conseguirlo?

Si te ha parecido interesante el post, te pido que lo compartas en redes sociales. Muchas gracias.

2 comentarios sobre “Sí o no, esa es la cuestión

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  1. Gracias por este post, creo que analiza bien cómo podemos ser líderes asertivos y los beneficios que eso implica a nivel personal y grupal.

    Un saludo.

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