¡La adversidad te da alas!

«Cada año, las mariposas monarca viajan más de 4000 km desde U.S.A. y Canadá hasta los bosques de abetos de México”. National Geographic.

EL CUENTO DE LA CRISÁLIDA

Un día un hombre encontró un capullo de mariposa y observó que en él había un pequeño orificio. Se sentó y se entretuvo en observar mientras la mariposa luchaba durante varias horas para forzar su cuerpo tratando de pasar a través del agujero.

Pasó un largo rato observando los esfuerzos de la mariposa para salir al exterior, pero parecía que no hacía ningún progreso, como si hubiera llegado a un punto donde no podía continuar.

Apiadado, el hombre decidió ayudar a la mariposa, tomó las tijeras y cortó el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas.

El hombre continuó mirando porque esperaba que en cualquier momento las alas se extendieran para poder soportar el cuerpo que, a su vez, debería deshincharse. Pero nada de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa pasó el resto de su vida con el cuerpo hinchado y unas alas encogidas y arrugadas… ¡nunca pudo volar!

Lo que aquel hombre, con su amabilidad y apuro, nunca llegó a comprender es que la lucha necesaria para que la mariposa pudiera salir por el diminuto agujero del capullo, era la manera que utilizaba la Naturaleza para enviar fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar tan pronto obtuviera la libertad”.

La adversidad y el esfuerzo para superarla son exactamente lo que necesitamos para poder volar en nuestro viaje vital. Por tanto, ¿qué pasa si como responsables de un equipo sobreprotegemos a nuestros colaboradores?, ¿cuáles son las claves para dar alas a las personas de nuestro equipo?

LAS CLAVES PARA DAR ALAS

Sin ánimo de ser exhaustivo, las claves más importantes a gestionar son las siguientes:

1.- Su proyecto vital no es mi proyecto vital.

Me temo que algunos responsables de equipo confunden el proyecto vital de las personas que gestionan con el suyo propio y tratan de proyectar su propio proyecto en los demás. O lo que es peor si cabe, yo he visto a líderes, padres, manipular el proyecto vital de su equipo porque no se ajustaban a sus deseos y expectativas de vida.

Creo que la única línea roja a pintar en estos casos es la de advertir de pasos peligrosos en el camino que puedan truncar el buen devenir hacia un legítimo destino final.

Por tanto, dejar volar a una persona significa aceptar su proyecto, aunque no sea el que yo desearía para ella, e incluso alentarlo y apoyarlo, evitando manipular dichos planes porque no encajen en mis necesidades particulares del momento.

2.- No se puede explicar un dolor de muelas.

Hay lecciones que se aprenden únicamente con la experiencia vital. Un dolor de muelas no se explica, se vive, y a partir de ese momento sabes perfectamente en qué consiste.

Aceptar con naturalidad que nuestro equipo ha de experimentar y sufrir las adversidades de la vida es imprescindible para que puedan aprender de verdad y desplegar totalmente sus alas y con mayor fortaleza.

Por tanto, no insistas en prevenir de los riesgos de no lavarse los dientes; deja que viva su primer dolor de muelas para que aprenda lo que significa y crezca en su cuidado personal desde el convencimiento propio, metafóricamente hablando 😉.

3.- No dramatizar el error.

El que vuela puede caerse, el que está sentado no. El error es clave para el aprendizaje vital y no dramatizarlo, ayuda. De hecho, yo animo a mis coachees a medir su vuelo vital con el siguiente K.P.I.: número de veces que me equivoco al día. Si no te equivocas es posible que no estés volando.

Por tanto, tomarse los errores con sentido del humor y aprender de ellos es fundamental para darnos alas y para alentar a los demás a seguir volando. Además, equivocarse nos ayuda a ser conscientes de que nuestra exploración está siendo exhaustiva y ambiciosa.

4.- El coach viene para irse.

Acompañar a una persona en su vuelo puede ser de gran ayuda si ella lo pide, si no se siente juzgada ni reconducida a un camino que no siente propio, y si somos capaces de soltar la cuerda que nos une para que el vuelo sea el suyo propio.

Por tanto, un coach ha tenido un gran éxito en su acompañamiento cuando se va y la otra persona vuela muy alto, hacia su propio destino y sin mirarnos de reojillo.

Por último, te pido que te hagas las siguientes preguntas para dar alas a tu equipo:

  1. ¿Cuál es el proyecto vital de cada persona de tu equipo?
  2. ¿Lo aceptas y alientas sin manipularlo a tu antojo?
  3. ¿Animas a tu equipo a volar, reírse y aprender de los errores?
  4. ¿Sueltas la cuerda que te une a tu coachee para que vuelen si mirar atrás?

Aprovecho para desear mucha suerte a Iker y Ana en su próximo momento vital en Bali. ¡Ojalá disfrutéis de todas las adversidades que os surjan y elevéis vuestro vuelo vital más alto todavía hacia vuestro destino final!

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